De pequeño recuerdo dos tiendas; el colmado de la señora Pepeta debajo de casa de mi abuela Trini, y Can Muntada junto a la Plaza Mercado. Eran tiendas de las que podías encontrar de todo, sin excepciones. Aquellas tiendas sin orden ni concierto que cuando entrabas por primera vez respirabas el gusto por el desconcierto.
En homenaje a las tiendas de antes mi colmado es un poco eso, un cúmulo de cosas de mi universo tan disperso, y de algunos de los universos que me rodean.
Piezas únicas y ediciones limitadas que sólo encontrarás aquí.